jueves, 7 de enero de 2010

Paraíso Árido


Llegué e inmediatamente divise ese lindo lugar que se localizaba en mi caminar,
me senté en una pequeña roca de la montaña y comencé a observar todo a mi redor.
Estaba maravillada. Y lo más increible era que mientras más miraba,
parecía que cosas nuevas iban surgiendo y mi horizonte se expandia.
En el comienzo, al observar el paisaje quedé con miedo por ser tan pequeña
en relación a donde yo estaba, pero inmediatamente su belleza natural me tranquilizó.

No veía un fin, aquello parecía infinito.Pero, aún así, estaba deslumbrada.
Era todo tan perfecto, tono sobre tono, relieve irregular, sol con más brillo,
el cielo limpio y azul que me hacía pensar que eso había sido diseñado con tanta
precisión y exactitud.Parecía que allí la naturaleza era más felíz, sin contaminación
ni grandes constucciones.

El sol del fin de la tarde acaricia en mi rostro, dificultando mi visión, mientras el viento
llevaba mi cabello junto a él. Me sentía en las nubes, avistando todo bajo mis pies.
En aquella hora me sentía dueña de todo, a pesar de saber que todo aquello nunca fue ni
nunca será de nadie.

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